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RUTA A LAS PIEDRAS DE IBARROLA

En Garoza establecemos nuestro primer contacto como club con uno de los exponentes del denominado “Land Art” en España. Se trata de una corriente del arte contemporáneo que utiliza el marco y los materiales de la naturaleza para expresarse. Sin embargo, su autor, Agustín Ibarrola, gusta más de calificarla como “Intervención en la Naturaleza”

Las obras se encuentran situadas en una espectacular dehesa sembrada de encinas y berrocales y rodeada de castros celtas, hecho este último que inspiró y motivó profundamente al autor. Corría el año 2005 y el autor se sentía dolorosamente amenazado en su tierra, habían atacado su casa, sus obras y denostaban su labor creativa. Por ello, aceptó la invitación de Alfredo Melgar para pasar largas temporadas en su finca de Muñogalindo:  para Ibarrola esto significó sentirse libre y protegido después de mucho tiempo.

Para Ibarrola estos sería los colores del Valle de Amblés, el amarillo de los cultivos, el cielo azul, el rojo de las amapolas, la encina verde, la nieve blanca y la piedra negra.

Ibarrola pasaba las mañanas observando y conversando con las piedras. De este diálogo salían los bocetos que desarrollaba por las tardes, y que respondían a las necesidades de cada composición. En la fotografía en detalle vemos que el verde amarillento lo dan los líquenes que cubrían la roca.

En el universo de Ibarrola estos trazos se corresponden con personas

La cercana presencia de castros celtas le inspiró en sus "cosidos"

Ibarrola no quiso que en la dehesa su obra fuera nombrada ni numerada, quiere dejar libertad al visitante para que busque su propia interpretación.

El grado de complicidad con la naturaleza que Ibarrola es tal que llega a realizar  una de sus obras en memoria de una gran amiga suya, la araña. Quizás por el mismo motivo crea la siguiente obra con la que te pide que cambies de perspectiva, que dejes de observar la naturaleza y pases a ser observado por ella.

A una amiga araña

En esta composición Ibarrola prefirió cubrir la roca con papel de aluminio.

Parece muy claro lo que el autor quería transmitir.

El Sol y la Luna ilustran perfectamente otra de las constantes de la obra de Ibarrola, la creación de composiciones que cambian drásticamente dependiendo de la perspectiva. En este caso el visitante juega con encontrar la posición en la que las líneas amarillas del sol o las blancas de la luna, cierran el círculo.

Según palabras de Ibarrola, él necesitaba soledad para emprender el mayor desafío de su trayectoria artística, convirtiéndo ésta de Muñogalindo, en la única intervención que realizó completamente solo y que refleja y aglutina todos sus conocimientos pictográficos y escultóricos.

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