RUTA DE LOS MOLINOS
Aprovechamos el puente de la Constitución para ir a visitar las vecinas localidades de Villafranca de la Sierra y Navacepedilla del Corneja. En la ruta se recorren 22 molinos, la mayor parte de ellos ya derrumbados, lo que no significa que sean molinos olvidados. Cada molino tiene su atril informativo, lo que contribuirá a que sigan en la memoria del valle.
Son molinos de agua que deben su existencia a un Corneja bravío, en su curso alto. Aunque ya sabíamos que el Corneja nace en la Serrota (Villafranca), en la ruta aprendimos que el nombre de esta sierra tiene un origen vasco, "Sierra Errota" que significa "Sierra de Molinos". ¡Nada más apropiado!
En la plaza, en las casas a la salida del pueblo, por doquier nos sorprendieron pequeñas esculturas hechas en piedra y forja. No hemos encontrado mucha información pero parece que el artista se llama Santi, es una persona que dedica su tiempo de jubilado a crear estas interesantes esculturas.
Villafranca de la Sierra
Socios y amigos del Club Berrocaminos
El primer tramo de la ruta discurre por la Ribera, hay casas derruidas mezcladas con otras restauradas, todas ellas en el estilo propio de la zona.
Estas edificaciones en los siglos XVIII y XIX formaban parte de una zona muy dinámica en la que además de harina se vendía otros productos, lácteos y cerdo. Los molineros iban con burros a por el grano a los pueblos, trigo, centeno y cebada, lo molían utilizando la energía del agua, y luego vendían la harina.
El paisaje precioso, como atestiguan las imágenes, en las que también se aprecia un Sol de invierno, muy bajo en el horizonte.
Uno de los atriles presentes en la ruta
Las zonas próximas al río están pobladas de alisos, chopos y distintas especies de sauces, aquí llamados bardas. En las zonas bajas y alejadas del agua dominan las encinas, pero en cuanto se sube un poco la cota la especie más abundante es el roble melojo. Los robles, en tonos marrones ahora en invierno, alternan con los verdes oscuros de los pinos de repoblación. Las zonas altas están cubiertas de piornos, escobones y enebros.
Nos encontramos con un imponente ciprés, una especie no propia de la zona pero bien adaptada a ella, como prueba su avanzada edad.
El Molino de Tío Alberto
Es el molino que mejor se conserva, ha sido restaurado respetando la aruitectura popular. Consta de varias edificaciones unidas entre sí, en el exterior hay un establo, un gallinero y una pocilga.
Los fines de semana se realizan visitas guiadas gratuitas, en las que te además de enseñarte las instalaciones te explican el funcionamiento del molino.
Pudimos ver las dependencias de la vivienda, la cocina, despensa, la sala de estar, varios dormitorios con sus alcobas, en los que dormían familias enteras, el almacén y la sala de moler.
Es el molino que mejor se conserva, ha sido restaurado respetando la aruitectura popular. Consta de varias edificaciones unidas entre sí, en el exterior hay un establo, un gallinero y una pocilga.
La mayor parte del tiempo se camina bajo un bosque ahora sin hojas, merece la pena, pero en otoño tiene que ser impresionante, ¡habrá que repetir la ruta!
También pasamos por una pequeña franja de pinar. Una zona más húmeda en la que las rocas estaban cubiertas de musgo.
Navacepedilla del Corneja
A mitad del camino llegamos a Navacepedilla, un precioso pueblo en un magnífico enclave. Bocata y regreso por la misma ruta disfrutando del mismo paisaje desde una nueva perspectiva.