RUTA DE SAN BLAS
El 2 de febrero 79 aguerridos berrocalenses de todas las edades realizamos la ruta de San Blas, que en esta ocasión estaba abierta para todos. La ruta transcurrió por los alrededores de Santa María del Berrocal con nuestro peculiar paisaje de encinas y berrocales. Partimos de la plaza a las 12,00 h. con dirección a la Fuente de la Viña, donde tomamos el camino conocido como "del Collado", abandonándolo después para subir por uno de los que, desde Navahermosa, llegan hasta El Mirón.
En seguida quedó patente una vez más cuán fuertes son nuestros padres, pues la ruta fue todo el rato encabezada por un grupillo de la tercera edad con un ritmo más propio de la juventud. Al llegar a las Navezuelas, por debajo del castillo de El Mirón, comenzamos la bajada, dejando a un lado los prados de La Muela y la cantera, y al otro la ladera de Tío Corrusco. En la iglesia de Valdemolinos nos recibía el tañir de las campanas por parte de los más pequeños.
Granito porfídico
A lo largo de la ruta nos encontramos con grandes peñascos como estos bolos graníticos. Se trata de un granito porfídico. La roca se formó por un enfriamiento y solidificación de un magma subterráneo.
Al acercarnos a la roca vemos como destacan los grandes cristales de un mineral anaranjado, feldespato. La roca se originó en dos periodos de enfriamiento, en el que fue más lento se formaron los cristales más grandes, de color anaranjado. Los cristales más pequeños y oscuros se formaron en una fase de enfriamiento más rápido.
En el camino pudimos ver algunos ejemplares de encina apenas sin hojas y cubiertos totalmente por líquenes.
Estas encinas han sido afectadas por una enfermedad conocida como "la seca." Parece ser que aquellas encinas que durante un largo periodo de tiempo se ven afectadas por la sequía, se debilitan hasta que terminan muriendo. Es entonces cuando oportunistas como los líquenes aprovechan el tronco y las ramas defoliadas para asentarse y crecer. De forma que no son los líquenes los que matan a la encina, sino que colonizan las ramas de la encina cuando ésta ya está muerta.
Las piedras en círculos se corresponden con un almiar, un lugar en el que se almacenaba el heno. En el centro se colocaba un poste central de madera y sobre él se acumula el heno cortado en pilas Aldededor del almiar se suele levantar un pequeño murete para evitar que el ganado pueda acercarse.
José Antonio nos buscó este estupendo emplazamiento para que nos hicieramos la foto de grupo.
El torvisco (Daphne gnidium) es una planta tóxica, que el ganado respeta. Provoca irritación en contacto prolongado con la piel. La resina de la corteza del torvisco había sido utilizada como purgante extremadamente potente, con riesgo evidente de sobredosis.
Esta especie (y otras como el beleño y el gordolobo) ha sido empleada, desde tiempos inmemoriales, como medio de pesca en lagunas y arroyos: su resina tóxica ataca al oxígeno del agua, por lo que echando ramas de esta planta se envenenaba a los peces que, después de dos o tres horas, sólo había que recoger. Esta forma de pesca se llama Entorviscar y hay sido una práctica tan extendida como perseguida por las autoridades a lo largo de los últimos seiscientos años.
Torvisco
(Daphne gnidium)
El día como podéis observar en las fotos fue fantástico, soleado y aunque frío muy agradable. Gracias a las últimas lluvias los caminantes disfrutaron de un paisaje casi primaveral.
Para la comida propusimos la idea de compartir, y sin ponernos de acuerdo no faltó de nada: platos tradicionales, vanguardistas, salados y dulces hicieron que tuvieramos una magnífica y variada comida. Sin duda una experiencia que habrá que repetir.
Al finalizar coincidimos con nuestros paisanos Honorio y Toñi que estaban preparando una degustación de calçots con salsa Romescu. Nos invitaron a probarlos y estaban deliciosos, especialmente la salsa.
Gracias.