top of page

RUTA DE VADILLO DE LA SIERRA

Marzo 2016

“Cero grados centígrados”. Esa era la temperatura que marcaba el termómetro cuando el club Berrocaminos aterrizó en Vadillo de la Sierra, a las once de la mañana del domingo 6 de marzo. “Ni frío ni calor” comentábamos jocosamente.
El alcalde de Vadillo, Francisco Montero, nos recibió con total amabilidad, y nos agradeció la visita. Él y su hijo fueron nuestros guías, alternándose durante toda la jornada. Una de nuestras primeras preguntas fue sobre el robledal que divisábamos desde la plaza, y que presentaba una imagen escarchada –o cencellada- espectacular.

La cencellada no es el resultado de una nevada sino de la congelación de las gotitas de agua que flotan en la niebla.

Ábside

Nave

Visitamos en primer lugar la imponente iglesia parroquial desde el exterior, dónde gracias a las explicaciones, observamos que consta de dos partes bien diferenciadas, fruto a su vez de dos épocas constructivas. La nave, más antigua y humilde, y la cabecera, con pretensiones casi catedralicias, en estilo gótico tardío. Al parecer, al quedarse pequeña la primitiva iglesia se proyectó construir una nueva en el mismo emplazamiento, comenzando por el ábside. Pero debieron acabarse los recursos económicos antes de poder concluir las obras, por lo que al llegar a lo que sería la nave de la iglesia finalmente se optó por mantener la parte antigua.
Una vez en el interior de la nave de la iglesia, pudimos ver en un retablo lateral el Cristo del Humilladero, procedente de la desaparecida ermita del mismo nombre. También nuestros informantes nos hicieron reparar en otro crucificado, este en la sacristía, por la peculiaridad de tener la cabeza inclinada hacia su lado izquierdo, algo poco usual en estas imágenes, y en una imponente talla de San Agustín de Hipona, procedente según nos dijeron de la capilla del Risco.

Impresionantes bóvedas de granito del ábside

Cristo de la sacristía

Además de todo esto, otros detalles como las pilas de agua bendita -dos de ellas procedentes de antiguas ermitas desaparecidas-, o la bautismal, tallada en una sola pieza y enorme, así como el coro o el órgano nos hablan de su rico pasado. No pudimos subir al campanario por encontrarse el acceso en mal estado estado y es que, desgraciadamente, estos pequeños núcleos con rico patrimonio encuentran grandes dificultades para conservarlo.
El ritual consistía en enterrar al cadáver orientado hacia el este mirando a Tierra Santa, aunque este aspecto no se cumple siempre. El cadáver se disponía acostado boca arriba, con los brazos extendidos y los antebrazos flexionados sobre la zona torácica, y las manos en posición de oración.
Los difuntos eran enterrados desnudos, posiblemente envueltos en un sudario. Esta carencia de ajuar responde a la prohibición expresa, por parte de las autoridades religiosas, de no enterrarse con pertenencias, y a la pobreza generalizada de las gentes.
De la iglesia, ateridos de frio, nos dirigimos hacia la fuente de Medialdea, de bóveda de cañón, atribuida a época románica y muy bien conservada, que nos hizo recordar las nuestras de La Viña, San Bartolomé o La Fuente. Y de aquí a las interesantes necrópolis medievales excavadas en la roca.

Algún osado no dudó en probar uno de los sepulcros de la necrópolis medieval.

Casi ya llegando al punto de congelación, comenzamos la ruta andariega hacia un lugar con gratas evocaciones para todos nosotros: El Berrocal. Una vez allí las vistas paisajísticas nos hicieron olvidar un poco el dolor articular. A pesar de que el día no era especialmente despejado contemplamos de forma nítida San Miguel de Serrezuela y buena parte de la sierra de Ávila.
Encontramos en la base de esta magnífica formación geológica unas interesantes líneas más o menos horizontales. 
Son NERVIACIONES y se forman durante el proceso de solidificación del magma. Cuando la mayor parte del magma se ha transformado en roca quedan grietas entre las masas de rocas que son aprovechadas por el magma restante para ascender. A medida que éste viaja por las grietas, solidifica y origina las nerviaciones hechas de un material diferente y más resistente.  Esto hace que queden como resaltes, más resistentes a la erosión.

Ábside

Nerviaciones, pequeños diques, en la base del gran bolo granítico

Después descendimos hasta llegar a la ribera del Margañán, río que según nos dijeron nace muy cerca del pueblo, y llegamos a la Puente Nueva, un puente con arco de medio punto probablemente de época medieval. Un molino harinero, que a pesar de los años de abandono aún conserva gran parte de la construcción e incluso la maquinaria, aguardaba tambien nuestra visita. 

Regresamos hacia el municipio por otra senda cercana a la orilla del rio. Robles y chopos son los árboles que lo jalonan, y toda la vegetación riberiega parecía deseosa de explosionar ya primaveralmente.

Puente Nueva

La valoración del día, a pesar del frío pasado, fue muy positiva. Y cómo casi siempre, nos llevó a reconocer nuestro desconocimiento de lugares atractivos y a un tiro de piedra de nuestro pueblo.

La Serrota 

bottom of page