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RUTA DE EL TRAMPAL

Quedamos en el Pilón, y empezamos midiendo el pH del agua de la fuente. Nos dio un valor de 7,5, un pH óptimo, ya que el del agua potable que debe encontrarse entre 6,5 y 8,5. Comenzamos la ruta tomando el camino que antiguamente se conocía como “del Puente (del Congosto)”. A nuestra derecha fuimos dejando el puente y la fuente de La Canchuela, elementos aún conservados de la arquitectura tradicional de la zona. Un poco más adelante, en Las Carreras, vemos ondulaciones en el terreno, su existencia se debe a antiguas extracciones de tierras, para la fabricación de adobes para la construcción. Al llegar a la calleja del Rejón, llamada así por la forma de reja de arado que crea el camino al dividirse en dos, continuamos por el de la derecha. 

Seguimos hacia Bajohondo hasta  llegar a una zona de olor nauseabundo donde abandonamos el camino para torcer a la izquierda, en dirección a Pelo Malo.

El causante del olor era una franja de herbáceas de porte alto conocidas como sauquillo o yezgo (Sambucus ebulus). Los frutos además de oler mal, son bastante tóxicos y conviene no confundirlos con los del saúco, muy apreciados en la elaboración de mermeladas. Aunque las flores y los frutos son muy similares, diferenciarlos es fácil, el saúco es un árbol y el sauquillo una herbácea.

Yezgo (Sambucus ebulus)

 

Continuamos hacia la fuente del Salobral, en Pelo Malo. El camino está bordeado de encinas (Quercus ilex), algunas centenarias y de gran belleza. También nos encontramos con gran cantidad de setas, entre las que destacó la gran seta anaranjada que se muestra debajo.

​Podría confundirse con la Amanita caesarea, llamada amanita de los césares por ser un excelente comestible. También podría ser una russula, Russula aurea, también comestible, aunque no tan apreciada. Una tercera posibilidad es que se tratara de la alucinógena Amanita muscaria, concretamente de un viejo ejemplar que haya perdido sus características manchas blancas. Os pongo fotos de la que encontramos y de las tres especies para que decidáis por vosotros mismos. ¿Quizás no sea ninguna de ellas? Se admiten sugerencias.

La seta que encontramos

Russula aurea

Amanita caesarea

Amanita muscaria

El camino transcurre por lo que parece el curso de aguas temporales o salvajes. La acción del agua, junto con otros agentes geológicos disuelve parte de los minerales del granito y deja el más resistente, el cuarzo. Este hecho hace posible desmenuzar el granito con las manos, cosa que las niñas comprobaron por sí mismas.

Al llegar a la fuente comprobamos lo que nos habían dicho, que huele un poquito a azufre. Por este olor también es conocida como “fuente de los huevos hueros”. El dueño de la finca se llama Pablo y le dijo a Javier que “antes olía mucho, pero que ahora ya casi no huele, y que iba gente a por ella para enfermedades de piel. Y recuerda que su padre y su abuelo la bebían, pero que él la ha probado y sabe "mu recia". Al medir el pH nos da un valor de 6,5, lo que concuerda con el hecho de que la presencia de azufre en el agua la vuelve más ácida, es decir baja su pH. 

Muestra de     Muestra 

Salobral           del Pilón    

Por cierto, llamaba la atención la limpieza tanto de la fuente como de las pilas donde abreva el ganado, y es que Pablo, además de darnos permiso para entrar en su propiedad, tuvo el detalle de ir unos días antes a adecentar el lugar. Como él mismo nos confesó “pa que parezca mejor”.

Desandamos parte del camino para retomar la ruta que va a El Trampal. Al cruzar unos prados nos encontramos con los restos del esqueleto de una vaca e intentamos reconstruirlo, no sin cierta pena por parte de algunos de nosotros, ¿Alonso, por qué pones esa cara, te da lástima la vaca o asco? Después de reponer fuerzas con nuestros bocadillos, unas castañas asturianas gentileza de Josefina y la bota de Paco, avanzamos hasta llegar a la ladera de umbría, lo que la hace más húmeda y determina que el árbol dominante sea el roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica), y no la encina. Atravesamos por una zona de gran belleza, especialmente en esta época del año, con los amarillos del otoño y después de unos días de lluvia, que hace los verdes más intensos.



Sapo corredor (Bufo calamita)

En el camino nos encontramos con un sapo corredor (Bufo calamita). Como su nombre indica este sapo no corre, ni siquiera anda, sino que se desplaza mediante cortas carreras. De noviembre a febrero, aproximadamente, inverna escondido bajo piedras o en agujeros. El acoplamiento tiene lugar justo tras el final de la hibernación y se puede repetir hasta el comienzo del otoño. Quizás le pillamos buscando pareja.

También pudimos disfrutar con el fruto de las peonías , son una flores de gran belleza cuyo fruto está formado por semillas rojas que al madurar se vuelven negras. También recibe el nombre de rosa de alejandría y de rosa maldita, este último en alusión al hecho de que son tóxicas.

​                                                           Rosa maldita (Paeonia broteroi))   

La finca de El Trampal se asienta sobre un terreno en el que las aguas subterráneas están muy cerca de la superficie como atestigua la presencia de juncos, vegetación asociada a este tipo de entornos. En algunos puntos del terreno debajo del suelo debe haber unas bolsas ricas en agua que cuando saltas sobre ella, cosa que hicimos con empeño y ahínco, dan la sensación de que estás sobre un flotador.

 


Cruzamos Valdemolinos y salimos por él en dirección al camino del cura, no sin antes esbaruzarnos en el esbaruzadero que hay a la salida del pueblo. Justo antes de llegar a Berrocal, en El Espino, donde la fuente del mismo nombre ya vuelve a tener agua tras la prolongada sequía, disfrutamos de una magnifica vista en la que entre el verde intenso de los prados destacaba el amarillo del fresno en otoño.

 

Después de cruzar algunas fincas nos incorporamos de nuevo al camino, en la zona conocida como Gramaduelo. Pasamos por la fuente de Ventecillas y El Pilón de Valdemolinos, en unas zonas en las que la vegetación está más adaptada a ambientes secos y la encina vuelve a dominar.

Título del sitio

Al llegar a Berrocal, Eduardo propuso que volviéramos a recorrer el camino a la inversa, pero como los días son muy cortos y anochece pronto, finalmente decidimos no hacerlo. Lo que sí es cierto es que todos hemos coincidido en valorar la gran belleza del recorrido, y sobre todo en que tenemos, sin salir de nuestro término municipal, lugares con un encanto fascinante y que no conocemos, o conocíamos, aún.

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