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La ruta se inicia en la plaza de Santa María del Berrocal. Se continúa hacia la salida del pueblo donde está situado el panel informativo que se describe el sendero. Caminando se llega a Las Lanchas, una interesante formación geológica que cuenta con el atractivo de proporcionar bellas vistas del valle del Corneja.
Junto a las lanchas se encuentra el primer lavadero de la ruta, el lavadero de Fuente Merina, en el que se lavaba la lana de las ovejas merinas para su posterior hilado. Las cercanas Lanchas constituían el lugar idóneo para el secado de la ropa o la lana.
Desandando el camino en dirección a Navahermosa, se vuelve a la bifurcación y se continúa por el camino de la izquierda.
Al abandonar las últimas viviendas de Santa María del Berrocal, se encuentra la Fuente de la Viña. Su nombre nos habla de tiempos en los que los viñedos estarían presentes en la comarca.
Desde allí se avanza hacia Navahermosa. El camino discurre entre las típicas tapias hechas de piedras de granito apiladas y que marcan los lindes de las tierras. A la izquierda del camino se sitúan las laderas de encinas y a la derecha el amplio valle del río Corneja y sus cultivos.
Se dice que Santa Teresa pasó por este lugar camino al pueblo de Becedas, al que se dirigía para que una curandera famosa que allí vivía hiciera desaparecer la enfermedad que la aquejaba. Pero la curandera debía ser menos eficiente que famosa porque volvió peor de lo que estaba. A su llegada a Ávila le dieron por muerta y hasta “le echaron la cera en los ojos”, según ella misma escribió. En una de las orillas del camino se encuentra la antigua iglesia de Navahermosa de Corneja, convertida ahora en cementerio.
Para acceder al lavadero de Las Pozas hay que salir de la ruta principal, seguir una senda que termina en el lavadero y después volver a la bifurcación de la que salimos.
Se bordea Navahermosa, un anejo de Santa María del Berrocal para atravesar un camino estrecho flanqueado por encinas, árbol claramente dominante, aunque es posible encontrar chopos, olmos y sauces en zonas próximas a pequeños arroyos, y robles en las zonas más altas y húmedas.
Siguiendo el camino se llega al pueblo de El Mirón. La ruta se dirige al castillo de El Mirón que se emplaza en un macizo granítico elevado sobre los terrenos circundantes. Está bordeado por una muralla asentada sobre el canchal y que aprovecha, integrándolos en su trazado, los grandes bolos graníticos que encuentra a su paso. Una vez dentro del recinto destacan las ruinas de un torreón o Torre del Homenaje cuya función fue la de torre vigía. Sobre uno de estos muros, un escudo con el emblema de la Casa de Alba nos recuerda a sus antiguos propietarios, señores de esta comarca desde época medieval.
La privilegiada posición en la que sitúa el castillo permite disfrutar de una amplia panorámica de todo el valle del río Corneja. Destacan los campos de cultivo atravesados por los bosques de chopos, olmos y sauces que delimitan el río. Al fondo aparecen difuminados los altos relieves de la Sierra de Gredos quedando La Covatilla y la Peña de Francia al Oeste, y se dice que en los días claros se puede ver hasta Salamanca.
El sendero discurre ahora por un entorno de especial interés denominado El Valle. Un recorrido por esta zona permite contemplar las paredes de granito sobre las que se eleva el castillo. Este macizo fue el corazón de una montaña que dominaba la región hace unos 500 millones de años, y que ha quedado al descubierto al ser erosionados los materiales que la recubrían. Desde el castillo se avanza hasta el lavadero del Valle.
Se deja el lavadero y se continúa la senda, que durante unos metros discurre por la carretera AV-104, aquí se localiza el lavadero de Los Caños. Seguidamente se sale de la carretera para continuar rumbo al pueblo de Valdemolinos, un pueblo que ha visto como sus casas abandonadas se repoblaban con la llegada de nuevos vecinos atraídos por la belleza y el aislamiento del lugar. Se sigue por el camino de El Cura, así llamado por ser el utilizado por los clérigos para ir desde Valdemolinos al Villar. En él se encuentra una fuente y los restos de una calzada, probablemente medieval.
Después de cruzar el arroyo Viejo se localiza la pequeña fuente de El Espino y desde ella, a través de un sendero estrecho y agreste se llega a La Fuente. Se trata de una fuente pozo, construida probablemente en el alto medievo, algunos de cuyos sillares conservan el sello del cantero.
Dejando el centro de Santa María del Berrocal a la izquierda, llegamos a el lavadero de El Pilón. El recorrido se cierra volviendo al punto de partida, la plaza Mayor de Santa María del Berrocal.
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